domingo, 18 de septiembre de 2011

Texto creativo- Ciencia Ficción "B.O.B.O."

   Todo comenzó con algo muy simple, lograr una meta en mi vida.Tenia en mi mente la idea de crear un ser único, capaz en todo, con un potencial de inteligencia superior, con los beneficios de poder tomar decisiones hasta en casos muy complejos.
   Momento tras momento, en mi pequeño laboratorio, pensaba, diseñaba y creaba mi ser tan especial. Con una altura de no mas de 50 cm y robusto en cuanto a su físico. Pero no más allá de su aspecto, lo que más me preocupaba era su capacidad de sentir la vida.
   Cuando mi androide, B.O.B.O., no por significado sino por el significada de su sigla: B: Bionico, O: Orgánico, B: BIOS (de un chip de la placa base de una de mis computadoras que se encarga de realizar todas las funciones básicas), O:  Organizado, tomó vida y pude ver el resultado de mi esfuerzo y ¡Me puse a pensar cuanto serviría para el futuro!
   Un año, en Yanacocha, tras la llegada del terremoto que sacudió a la cuidad , dejandola cubierta de cemento, hierro y destrucción. El aire era irrespirable y el cielo una nube que lo cubría todo. Toda la población se veía desesperanzada y los pocos que quedaban vivían en refugios subterráneos, sobreviviendo ferozmente con el poco alimento y agua potable que quedaba.
   Mi androide, B.O.B.O., pronostico el fin del planeta y tomó una drástica decision: había que evacuar la Tierra. Debía hacerse rapidamente, por lo que B.O.B.O. fue llevando todo ser viviente a mi refugio para darles calidad de vida.
   Tras los años, mi reloj biológico se estaba apagando, B.O.B.O., quería animarme y trató de clonarse para que el verdadero B.O.B.O. me diera vida. Así, perduraría internamente en mí. Si consideramos al ser humano una especie de Dios, B.O.B.O. sería la obra perfecta.

martes, 2 de agosto de 2011

Texto creativo "Como agua para chocolate".

Emisor: Tita.      Receptor: Chencha.       Situación Comunicativa: Descubriendo los sentimientos.

Querida Chencha:
     Yo, como todos mis días, estaba observando al Dr. Brown, sentada cerca de la ventana del pequeño laboratorio, que, él  tenía en el fondo de la casa, mientras una pequeña luz se filtraba por la ventana dándome un tibio calor en el frío crónico de mi alma.
   Tanto para Brown, como para mí, ese lugar era el preferido de ambos. Si bien Mamá Elena quería que estuviera en un manicomio, gracias a Brown  estaba allí, en ese maravilloso lugar, sin dejar de olvidarme el intenso dolor cuando Brown me puso la nariz en su lugar.
   Después,  con sus manos amorosas me fue quitando la ropa para bañarme, sacarme la suciedad de las palomas para dejarme limpia y perfumada. Luego me cepilló cuidadosamente el pelo, me acostó en una cama con sábanas almidonadas.
   Chencha querida, cómo olvidarme de esas tiernas, envolventes y cálidas manos que me rescataron del terrible horror en el cual yo estaba viviendo.
   Yo, tan perdida que estaba, además de aguardar silencio, de no comer, descubrí que mis manos no sabían qué hacer, ya que ahora no estoy bajo las órdenes de Mamá Elena.
   Un día, un intenso humo que provenía del laboratorio inundó mi cuarto con un perfume tan agradable que abrí las ventanas para que perfumara todo el ambiente. Junto a  ese olor, cerré los ojos y me vi sentada junto a Nacha. Caminé hacia el laboratorio y me encontré a una mujer como de 80 años de edad, parecida a Nacha. Una larga trenza cruzaba la cabeza. Estaba hirviendo un té en un cazo de barro. Disfruté tanto ese sabor de hierbas desconocidas y conocidas al mismo tiempo.
   Días tras días y poco a poco esa persona fue desapareciendo y apareciendo el Dr. Brown.
   Como si fuera un milagro, Brown me leyó  la mente y me contó que la abuela, esa señora de casi 80 años, tenía una teoría: “TODOS NACEMOS CON UNA CAJA DE FÓSFOROS EN NUESTRO INTERIOR, NO LAS PODEMOS ENCENDER SOLOS, SINO QUE NECESITAMOS OXÍGENO Y LA AYUDA DE UNA VELA”.
   En nuestro caso,  el oxígeno es el aliento de la persona amada, y la vela puede ser: un alimento, una canción, caricias, música, palabras o algunos sonidos que haya disparado el detonador y así, encender uno de los fósforos. AL encenderlos, es como un calor intenso en  nuestro interior que irá desapareciendo poco a poco.
   Cada persona tiene que descubrir sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encender uno de los fósforos, es lo  que  nutre de energía al alma. Cada persona tiene que descubrir cuáles son los detonadores de cada uno.
   Si la caja de fósforos estuviera húmeda, nunca podríamos encender un solo fósforo y si esto sucede, nuestra alma huye de nuestro cuerpo. Caminando se va por el camino equivocado, tratando de alimentarse y de darse  calor.  
  Chencha, nunca olvidemos que si se humedecen los fósforos, siempre hay una manera de secarlos. Hay que tener en cuenta que hay que encenderlos con cuidado, uno a uno, porque si los encendiéramos todos juntos se produciría un esplendor tan grande que iluminaría más allá de lo que normalmente podemos ver.
   Brown me enseñó un juego, que nunca me imaginé:
  “Toma un fósforo y escribe sobre la pared lo que sentís y a la mañana siguiente intentaré adivinar lo que escribiste.”
  Lo que yo  no sabía era que el fósforo brillaba por las noches y podía ver lo que escribí.
  Chencha querida, si es así el milagro de las propiedades del fósforo, pronto nos  veríamos.
  Ese es mi deseo.
  Nos veremos pronto.
  Tita.

 








Sol Garòfalo Pidal-3º ESB-Nes

martes, 19 de abril de 2011

Cuento

“A veces la mentira mata…”
(Ring—Ring)
—Yo atiendo, tía—  dijo Vera apurada— ¡Hola!
—Hola, Vera ¿Sabes quién soy? Tu tío Andrés, el que vive en África—  dijo el tío a Vera.
—Ah…sí... —respondió Vera— ¿Querés hablar con la tía? Porque ella no está. ¿Querés que le deje algún mensaje?
—No, es mejor hablar con vos. Te quería decir que, quizás, va mi papá para allá unos días, porque tiene ganas de visitarlas y además tiene una congestión tremenda y sólo tu tía tiene la solución.
—Ahh…bueno, está bien…perdón me tengo que ir, chau.
—Cha… (Tú— tú)
—Vera, ¿Quién era al teléfono? — preguntó la tía.
—Era el tío Andrés que estaba preocupado porque lo habían llamado de la policía diciéndole que su papá se había desmayado en frente a una temible pintura en la que se veía una mano asombrosa y sangrante. Esta pintura está en uno de los mejores museos al aire libre en África. Además, le dijeron que su papá había desaparecido mágicamente y no saben dónde está— cuenta Vera a su tía.
— ¡Qué espantoso! Y… ¿no te dijo nada más? — dijo la tía.
—Ah…sí, también me dijo el tío que le llegó una carta escrita por el papá diciéndole, con una letra que parecía escrita con sangre, que el diablo salió de la tierra y lo agarró, lo empujó sobre la maleza y lo mandó a buscar personas para que el diablo eligiera a una para reemplazarlo.
Su tía estaba muy asustada en la cocina por esta noticia, mientras Vera, en otra habitación cercana, se estaba riendo a carcajadas por esta mentira.
En un momento escucharon que se cerraba una puerta. Vera  gritó a la tía: —¡Cuidado! Acaba de entrar el papá del tío— entonces la tía asustada corrió al sótano de la casa con un objeto extraño… Al rato se escuchó un grito desde el sótano.
Vera, asustada, se arrimó al sótano y vio que su único pariente cercano se había suicidado.
A veces, la mentira aunque quiera ser inofensiva, mata…