En esta
obra, La casa de Bernarda Alba, escrita
por García Lorca en el año 1936, se vivía un ambiente de intranquilidad política
al comienzo de la Guerra Civil Española. El ejercito bajo el mando del General
Francisco Franco, quien ejecuto a muchas personas leales.
En esta época,
las mujeres no tenían ningún derecho, y su única función era realizar las
tareas del hogar y satisfacer al hombre en todo.
En este
trabajo el objetivo a analizar es este fragmento, el cual se encuentra en el
Acto Segundo, que transcurre en una habitación blanca del interior de la casa
de Bernarda, y se comunica con todas las habitaciones. EL conflicto principal
de este fragmento es la Interacción entre el adentro y el afuera, es decir,
interioridad –exterioridad. Además, el
otro tema a analizar es autoridad y libertad.
Primero y principal, Bernarda, la madre, ejerce un poder
sumamente femenino, represivo, autoritario, dominante y un tanto masculino,
demostrado a través del poder de dirigir su hacienda y a su familia; represivo
ya que les cuarta la libertad a sus hijas, quitándoles el derecho a conocer el
mundo exterior y relacionarse con el mundo masculino. También, Bernarda expresa
la diferenciación socioeconómica entre su familia, su criada, el mendigo y el pueblo,
diferenciando un mundo superior y un mundo inferior, a través, de las
diferencias sociales, cuestiones de genero, al problemáticas de la honra y del “que
dirán”, la cuestión del honor que se contrapone a la pasión, a las ansias de
libertad y el deseo sexual.
En un
principio, el tema principal es la presencia femenina, que se puede observar
con la presencia de quince mujeres individualizadas y un personaje coral
(mujeres de luto); todo esto reforzado por el hecho singular de que no hay ningún
papel masculino.
En segundo
plano, el otro tema central es la represión de la mujer, el cual se hace
evidente en Adela, cuando le dice a la criada que al hombre “se les perdona
todo”, y a Amelia muestra un enojo diciendo “Nacer mujer es el mayor castigo”.
La mujer es victima de los convencionalismos sociales y en esta obra Bernarda
es la que defiende los valores patriarcales antes que defender a sus propias
hijas. Estas últimas, eran obligadas por Bernarda a no estar con ningún hombre
y por lo tanto, sus deseos, el sexual, el de mirar a los hombre y escucharlos,
eran reprimidos por Bernarda. Ante esta represión, Adela es quien se rebela
contra este sistema para obtener su libertad. En este sentido, es importante la
simbología de los colores, en especial, el color verde del vestido de Adela, ya
que, justamente el color del vestido, por un lado, representa a la naturaleza
con toda su fuerza vital y por otro, a la juventud con toda su rebeldía, oponiéndose
al negro , que indica luto y muerte. También, que Adela vista ese vestido verde
y se muestre ante todo el pueblo y contradiga a Bernarda, donde en el acto
final Adela le rompe el poderoso bastón, representa una de las formas de querer
escaparse de su hogar. Otro símbolo que se relaciona con estos temas son las
ventanas, que representa la conexión con el exterior y funciona como barrera;
es decir, es el único medio de comunicación
con el exterior, que no casualmente solo permite la mirada y no el encuentro. A
su vez, las puertas, otro símbolo, por su parte, están cerradas y muestran la
casa de Bernarda como una cárcel sin salida.
En relación
con la atracción sexual, el amor en este fragmento de la obra, es insatisfecho,
imposible, combatido y no correspondido. El amor no repara en convenciones
sociales o “naturales " y echa sus raíces en parejas al azar y sobre la
cual actúa la fuerza trágica. Esta fuerza se va desarrollando y creciendo en el
interior del personaje, en decir, comienza a crecer un fuego interior en algunas de las mujeres como Martirio,
Adela y María Josefa, que están representadas en el calor, símbolo de la
sexualidad y la pasión, que tenían las hijas de Bernarda por no tener
relaciones sexuales. Este tema es notorio cuando Amelia la ve mal a Martirio:
“AMELIA: Que te pasa?”
“MARTIRIO: Me sienta mal el calor”
[…]
“MARTIRIO: Estoy deseando que llegue Noviembre, los días
de lluvia, la escarcha, todo lo que no sea este verano interminable”
También, el
agua simboliza la sed, las ganas de satisfacer la sed amorosa.
Por otra
parte, en este fragmento, la honra tanto
interna como extraña es importante, según Bernarda Alba, que es una victima, y
a ella si le importa mucho el “que dirán” de su casa y de sus hijas. Debido a
que Bernarda es la encargada de cuestionar la honra de su familia, llevara la
misma a tal punto que Adela, su hija menor, se suicida, debido a ser reprimida y no ser libre.
Por un lado,
la honra externa, esta muy instaurada en la sociedad y lleva a vivir de las
apariencias, a estar pendientes en el “que dirán”. Esto se impone más allá de
la voluntad de los propios personajes.
Por otro
lado, la honra externa, es la verdadera, la que no se necesita mostrarse,
impuesta desde un luto riguroso hasta la negación de ver la realidad por
Bernarda, de que su hija Adela, no murió virgen, estos son algunos ejemplos importarte
que demuestran que este fragmento de la obra es sometida por una ley social y
no es desarrollada por la ley natural de la casa, es decir, todos son
reprimidos, presionados, obligados a cumplir y vivir con diferencias sociales y
diferencias entre hombre y mujeres muy notorias.
En conclusión,
lo que sitúa este fragmento es el interior y exterior, el deseo y la negación,
acciones femeninas y masculinas, ley social y ley natural y represión. Por
ejemplo, Adela sitúa la represión y el deseo de salir cuando dice: “Quien
pudiera salir a los campos”; Magdalena hace hincapié en la diferenciación de
las clases sociales: “Cada clase tiene que hacer lo suyo”. En relación con las
leyes sociales y naturales, Poncia sitúa a la mujer vestida de lentejuelas a la
cual le bailan alrededor y quienes de los segadores la contrataron para llevársela
y pasar una noche con esta mujer no casada. Y A vez, Poncia, muestra una
diferencia entre géneros: “Hace años vino otra de estas, y yo mismo di dinero a
mi hijo mayor para que fuera. El hombre necesita estas cosas”. A su vez,
Amelia, resalta que “Nacer mujer es el mayor castigo, haciendo hincapié en la represión
sobre la mujer. Adela cuando dice “Vamos a verlos por la ventana de mi cuarto”,
muestra el deseo sexual, el cual es anulado por la ley social y también, por el
matriarcado impuesto por Bernarda. Y por último, Poncia resalta una violación de
limites y sexual cuando indica “Tened cuidado con no entreabrirla mucho, porque
son capaces de dar un empujón para ver quien mira”.